Estaba El Aletz sentado en esta compu, en el segundo piso de su casa. De repente se escucha en la calle: -¡¡¡Hay Donaaaaaaas!!!
La neta se estaba quebrando de antojo el wey, por lo que sacó la cabeza por la ventana y le gritó: -¡¡¡Hey Don, orita bajo!!!-
Más rápido que el pedo buscó su lana, bajó las escaleras, recorrió el pasillo, salió por la reja y se encontró con el panadero. De allí la siguiente conversacion unútil:
-¿De qué son las donas Don?
-Hújule joven, nomás me quedan conchitas las donas ya se me acabaron-.
-¡Pero si lo escuché gritar que hay donas!
-Si pos, pero es que ese es el grito con el que me reconocen por aquí.-
-¿?
Coño le voy a tener que comprar una corneta a este wey pa que no me vuelva a hacer bajar a lo pendejo.
La neta se estaba quebrando de antojo el wey, por lo que sacó la cabeza por la ventana y le gritó: -¡¡¡Hey Don, orita bajo!!!-
Más rápido que el pedo buscó su lana, bajó las escaleras, recorrió el pasillo, salió por la reja y se encontró con el panadero. De allí la siguiente conversacion unútil:
-¿De qué son las donas Don?
-Hújule joven, nomás me quedan conchitas las donas ya se me acabaron-.
-¡Pero si lo escuché gritar que hay donas!
-Si pos, pero es que ese es el grito con el que me reconocen por aquí.-
-¿?
Coño le voy a tener que comprar una corneta a este wey pa que no me vuelva a hacer bajar a lo pendejo.
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